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Conato (del latín conātus ‘esfuerzo, empeño’ impulso, inclinación, tendencia; empresa) es un término utilizado en las primeras filosofías de la psicología y la metafísica para referirse a una inclinación innata de la materia o la mente por continuar existiendo y mejorándose.[1] A lo largo de los milenios se han formulado muchas definiciones y tratos distintos por filósofos como los racionalistas continentales del siglo XVII René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz, y su contemporáneo empirista Thomas Hobbes.[2] El conato puede referirse a la «voluntad de vivir» instintiva de los animales o a varias teorías metafísicas del movimiento y la inercia.[3] A menudo se asocia el concepto a la voluntad de Dios en una visión panteísta de la naturaleza, como en el caso de Spinoza.[2][4] El concepto se puede descomponer en definiciones separadas para la mente y el cuerpo, o incluso se puede distinguir cuando se explica la fuerza centrífuga o la inercia.[5]
La historia del término conato es la historia de, a menudo, cambios bruscos en su significado que sirven a los propósitos de los científicos y filósofos que lo han usado en épocas y contextos distintos. Tras su formulación en la Antigua Grecia, cada uno de los sucesivos filósofos que han adoptado el término le han dado su propio giro personal al concepto, alterando el ámbito o el significado del término, de manera que hoy no posee ninguna definición concreta ni aceptada universalmente.[3] Los primeros autores que hablaron del conatus escribían principalmente en latín y por tanto lo usaban no solo como un término técnico sino como una palabra común en sentido general. Conatus es, por supuesto, algo más que simplemente un participio latino. En textos arcaicos es difícil distinguir el uso técnico del más vulgar, y también es difícil distinguirlos en las traducciones. Hoy en día conato se usa raramente en el sentido técnico, ya que la física y la biología evolutiva modernas utilizan conceptos, como la inercia y la conservación del momento, que lo han reemplazado. Sin embargo, tiene una influencia notable en pensadores del siglo XIX y XX como Friedrich Nietzsche, Louis Dumont y Arthur Schopenhauer.